21.12.12

El citroën de Pau


Pau quería hacer un coche. Uno que ya había dibujado con lápiz y acuarela.
Casi un mes tardó, cuatro o cinco sesiones en el Atelier, entre dibujar el boceto a partir de una enciclopedia de coches, dibujar las piezas en cartón, recortarlas, montartarlas y pintar.




Que en una época tan tecnificada y en la que todo se da hecho, que los niños construyan sus juguetes es muy importante. Por varios motivos.
•Primero, lo hacen a partir de materiales de deshecho destinados a aumentar la montaña de basura y darles otro destino. Reciclar es imprescindible, (aunque la política de tratar esos residuos deja mucho que desear.)
•Segundo, supone un esfuerzo del que no son conscientes, por que se trata de un juego, y como mantenemos desde hace tres lustros, divertirse es la mejor forma de aprender.
•Tercero, desde el boceto al acabado, han de visualizar el trabajo acabado, planificar, tomar decisiones y tener paciencia entre los procesos, aunque lo queramos ya, el pegamento y la pintura tardan en secar. Y llegar hasta el final.

Como la mayoría de animales que crecen en sociedad, el juego nos prepara para la vida adulta. Para un futuro trabajo, en el que la creatividad, seguridad y habilidad que adquiramos de niños será fundamental.
Además en nuestros estudios y aprendizaje a lo largo de nuestra formación, esa confianza, esfuerzo y constancia, esa forma de trabajar ordenada y a nuestro ritmo, buscando soluciones, nos ayudará a superar cualquier prueba.

Hemos hecho animales, coches, cientos de naves espaciales, cohetes, aviones y tiburones. Pero no hay dos iguales. Como cada uno de éstos juguetes, cada niño es único.