7.12.12

Creatividad

En el año 2ooo le pedí a Javier un niño de 4 años entonces, que dibujara un robot para nuestro calendario del 2oo1. Queríamos representar el futuro con la llegada del milenio, tan mencionada en novelas y películas de ciencia ficción, como el clásico de Kubrick.
Cuando me regaló el dibujo me quedé boquiabierto por la potencia de la imagen y el concepto. Según él, un robort sería como un hombre metálico gigante enchufado a la corriente eléctrica. Una imagen que competiría con el trabajo de ilustradores de concepto e ironía como Raúl, Isidro Ferrer o Enric Jardí, (salvando las distancias de profesionalidad, técnica y edad).
Pero consiguió de manera casi inconsciente y sin un esfuerzo intelectual que los adultos hemos de realizar para despojarnos de influencias y contaminación visual, lo que tanto nos cuesta a los publicistas, cartelistas y diseñadores; sintetizar la idea.
Quitarle lo superfluo y dejar lo imprescindible para comunicar...





Por la experiencia de estos primeros quince años que vamos a cumplir en el Petit ATELIER d'Arts, estoy convencido que el dibujo de los niños pasa entre los 3 y 5 años por una etapa en la que está en estado de gracia.



 Cuando la mano es capaz de crear en pocos trazos la idea que surge en la mente del niño, con sencillez, con lo básico para representarla. Un gato son unos ojos, unos triángulos por orejas y unos bigotes.  Un círculo es una cabeza de la que salen manos, con largos dedos.  Y dibujan con libertad creativa; las vacas son más rápidas porque pueden tener seis patas.
El niño va definiendo su lateralidad y se da cuenta que su mano empieza a responder y puede dominar esos primeros garabatos para representar. Entiende ese lenguaje de líneas y manchas con el que es capaz de jugar, para crear imágenes, es decir dibujar. Como en poco tiempo dibujará las primeras letras, sin relacionarlas con un sonido, invirtiéndolas o dándoles un efecto espejo como Leonardo, otro genio que conservó la curiosidad de un niño.
La semana pasada Lola, que no ha cumplido tres años, dibujó un cocodrilo como dos líneas horizontales paralelas que se separaban en un extremo, formando una larga boca. Al acabar le pedí que lo firmara de cualquier manera. Le dió la vuelta al papel kraft y dibujó un círculo con ojos y pies. Era Lola.
Por su madurez, éstos dibujos no forman escenas, flotan en la hoja y son cubistas porque no respetan las reglas de perspectivas que desconocen, sus casas se ven a la vez de frente y de lado. Son estáticos o de movimientos básicos, e inconscientemente desproporcionados. Pero muy expresivos, o expresionistas.
Me admira, como a mucho artistas antes que yo, la libertad de ejecución, la solución de conceptos y la transmisión de emociones, que secretamente envidiamos.




El hombre fuerte que sujeta la ciudad. Mario. 4 años.2o12



Cada día en mi trabajo encuentro gente que no se atreve a dibujar si no tiene goma de borrar... el sistema ya ha calado y el miedo a fallar coarta su riesgo y creatividad... fallar es parte del proceso de aprendizaje...¿A que sería absurdo ponerse tiritas en las rodillas antes de salir a pasear?

Y es que por querer ayudarles en unos casos, o por estrechez mental en muchos otros, los adultos o niños mayores ya "contaminados" por el "así no es", no nos cortamos en calificar o corregir el dibujo del niño pequeño, sin pensar como eso les puede afectar. Bienvenido a la sociedad represora.
Y es que si el pequeño lo hace así, es por que lo ve así, y si le aseguras que su trabajo no está bien, porque los árboles son marrones y verdes y no morados o en realidad las vacas tienen cuatro patas, le estás transmitiendo un miedo a intentarlo, porque acaban por creer que ellos no piensan bien o no lo hacen según el criterio que establecen otros. (¿Sómos los adultos más listos, si lo que hemos conseguido es quedarnos sin bosques o que las vacas se vuelvan locas?)
Ese miedo a no hacerlo como dicen va lastrando personalidad y autoestima y creando inseguridad. A muchos adultos les entra vértigo si les proponen hacer un dibujo.

Por eso en estos quince años los críos me han enseñado muchas cosas, entre ellas que es mejor motivarles y animarles y corregir sólo el uso de herramientas, lápices, ceras, grafitos, tizas, pinceles, espátulas y rodillos, para darles destreza y seguridad, reforzando la conexión entre manos y mente.



Las manos de Gema.6 años. 2o1o


Aplicando en lugar de un método académico y estricto, con poco margen para la creatividad; un trabajo contínuo de desarrollo artístico personal, disfrazado de juego. Ponerles la creación a su alcance y despertar su curiosidad y ganas de hacer, para un desarrollo en positivo de sus habilidades y imaginación. Abrirles un campo de posibilidades creativas con muchas soluciones distintas a un mismo planteamiento.


Más tarde irán creciendo y añadiendo datos a ese dibujo esquelético, que a veces harán que sea más interesante. Y otras lo harán aburrido.
Lo que necesitan entonces es aprender a pensar delante de la hoja, aprender a mirar, buscar ideas en su interior y en su entorno. Conocer técnicas. Darles referentes para que se queden con lo que les interese de ellos, desde el arte precolombino a los cómics pasando por Brueghel, Goya o Klee, Calder, Gallardo, Max o Hergé.  Visitar museos. Lo que muestran allí lo han hecho personas como nosotros que usaron también líneas, colores y volumen para expresarse. Así que bajémosles del pedestal y versioneémos sin respeto. Algo aprenderemos.

Pensando en positivo evitaremos que llegados a una edad dejen de dibujar, pues eso y el sentido del humor nos distingue del resto animales; y para un mecánico, científico, médico o ingeniero es bueno "saber dibujar", pues es un idioma más con muchos usos prácticos. La cretividad no se ciñe al Arte.


Tambien he aprendido de mi trabajo con los más pequeños a quitarles a tiempo de la mesa un dibujo antes de que desaparezca bajo una capa de pintura, y darles otra hoja.
Su arte es efímero.




Ánimos chicos...




Pacosales.